INTRODUCCIÓN
Trastorno autosómico dominante, progresivo, letal, caracterizado por
disfunción motora, conductual y cognitiva. Afecta sobre todo al cuerpo estriado
y hay atrofia de los núcleos caudados. En fases tardías hay atrofia cortical
difusa.
Comienza entre los 25-45 años de edad (2- 8 casos por cada 100000). Se caracteriza por movimientos coreiformes
involuntarios, rápidos, sin un patrón o una finalidad clara. En sus etapas
iniciales: La corea tiende a ser focal o segmentaria, pero progresa hasta
afectar múltiples regiones del cuerpo. Está asociado a: disartria, trastorno de
la marcha y anormalidades oculomotoras. Conforme avanza la enfermedad disminuye
la corea y surge la distonia, rigidez, bradicinesia, mioclono y espasticidad. Al
final los pacientes desarrollan trastornos del comportamiento y cognitivos que
pueden ser causa de discapacidad. Hay depresión con tendencias suicidas,
comportamiento agresivo y psicosis pueden ser marcados; también hay demencia.
Se debe tener una alta sospecha de diagnóstico en casos de corea con
antecedentes familiares. Para confirmar dx se hacen pruebas genéticas, esto
solo lo deben hacer expertos porque el resultado positivo puede llevar a
depresión o suicidio.
ETIOLOGIA
Se debe al aumento en el número de repeticiones de glutamina (más de
40) en la secuencia codificadora para el gen de Huntington ubicado en el brazo
corto del cromosoma 4. A mayor número de repeticiones más rápido se manifiesta.
Más frecuente en hombres, en las generaciones subsiguientes hay mayores
cantidades de repeticiones y menor edad de inicio.
El gen codifica para la proteína citoplasmática hungtintina, que tiene
amplia distribución en las neuronas del SNC, pero no se conoce su función. También existe una disfunción mitocondrial
que promueve la exitotoxicidad débil mediante la disminución de la síntesis de
ATP necesario para mantener el bloqueo con magnesio dependiente de voltaje
sobre los canales de calcio.
Los fragmentos de la proteína hungtintina mutante pueden ser tóxicos,
tal vez por translocación al núcleo e interferencia con proteínas reguladoras
de la trascripción. Hay inclusiones neuronales de ubiquitina y proteína
hingtintina en el cuerpo estriado y corteza cerebral. Estas inclusiones
representan un factor protector frente a
separar y facilitar la eliminación de estas proteínas toxicas.
ETAPAS CLÍNICAS
Aunque los síntomas de la EH varían de una
persona a otra, incluso dentro de la misma familia, la progresión de la
enfermedad puede divida en unas tres etapas. La etapa inicial de la EH por lo
general incluye cambios sutiles en la coordinación, tal vez algunos movimientos
involuntarios (corea), dificultad para pensar cuando hay problemas y, a menudo,
depresión o un estado de ánimo irritable.
En
la etapa intermedia, los trastornos del movimiento pueden convertirse en un
problema mayor. Los medicamentos para la corea puede ser considerados para
proporcionar el alivio de los movimientos involuntarios. Los terapistas físicos
y ocupacionales pueden ser necesarios para ayudar a mantener el control de
movimientos voluntarios y hacer frente a los cambios en las habilidades de
pensamiento y razonamiento.
En
la etapa tardía, la persona con la EH se vuelve totalmente dependiente de otros
para su cuidado. El atragantamiento se convierte en una preocupación
importante. La corea se vuelve severa o puede cesar. En esta etapa, la persona
con la EH ya no puede caminar y va a ser incapaz de hablar. Sin embargo, él o
ella pueden en general todavía tener la capacidad de comprender en el lenguaje
y conserva la conciencia de la familia y amigos. Cuando una persona con la EH
muere, es generalmente por complicaciones de la enfermedad, tales como asfixia
o infección y no de la enfermedad en sí.
Diagnostico
Aunque el gen anormal está presente desde el nacimiento, el
diagnóstico clínico de la EH indica que los síntomas han comenzado. Un
diagnóstico de la EH sólo se logra mediante una amplia evaluación neurológica
que es mejor que sea realizada por un especialista en la EH o en los trastornos
neurológicos del movimiento. Una prueba genética se puede utilizar para ayudar
a confirmar o descartar un diagnóstico, sin embargo, un resultado positivo, lo
que indica la presencia del gen de la EH, no es suficiente, por sí misma, para
confirmar el diagnóstico clínico de la EH. Para algunos, el diagnóstico de la
EH puede ser un alivio, que proporciona una explicación de los cambios en
movimiento, el pensamiento y las emociones. Otros encuentran la noticia muy
perturbadora. No es raro un estado de “negación” cuando se hace el diagnóstico
de la EH por primera vez. Sin importar cuál sea la reacción, es útil hablar
sobre la situación con un grupo de apoyo de la EH, un trabajador social, un
consejero genético o terapeuta.
Tratamiento
-
Abordaje multidisciplinario: medica,
neuropsiquiatra, social y genética.
-
Bloqueadores dopaminergicos: Casi no se
recomiendan
-
Ansiolíticos y antidepresivos.
-
Psicosis: Neurolepticos atípicos: Clozapina,
Quetiapina y risperidona.
No hay tratamiento para el deterioro cognitivo y
motor
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